Hay un profundo misterio en la atmósfera y la temperatura de la Cámara del Rey: es de un peculiar frío mortal que corta hasta la médula de los huesos. Esta habitación era una puerta entre el mundo material y las esferas trascendentales de la Naturaleza.
Mientras su cuerpo yacía en el cofre, el alma del neófito se elevó como un halcón con cabeza humana a través de los reinos celestiales, para descubrir allí de primera mano la eternidad de la Vida, la Luz y la Verdad, así como la ilusión de la Muerte, la Oscuridad, y pecado. Así, en cierto sentido, la Gran Pirámide puede compararse con una puerta a través de la cual los antiguos sacerdotes permitían pasar a unos pocos hacia el logro de la realización individual.
También debe notarse incidentalmente que si se golpea el cofre en la Cámara del Rey, el sonido emitido no tiene equivalente en ninguna escala musical conocida. Este valor tonal puede haber formado parte de esa combinación de circunstancias que hacían de la Cámara del Rey un escenario ideal para el otorgamiento del más alto grado de los Misterios.”
-M.P. Hall.
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