miércoles, 7 de mayo de 2014

El Secreto en los Rituales Mágicos.


Hasta hace unos años se consideraban como grandes secretos, sólo para iniciados en ciertos grados de cualquier orden hermética, rituales como el Ritual Menor de Destierro del Hexagrama; sin analizarlo mucho y simplemente siguiendo el dogma, cumplíamos la instrucción de no compartirlo con nadie. Esto ha cambiado.

Hay muchas razones válidas para el secreto que deben guardar los rituales, aunque pocas que justifiquen no compartir éstos con quienes se hayan comprometidos con el sendero del desarrollo espiritual. Ciertamente no son para todos, pero sí para quienes estén listos, y esto último es algo que sólo el recipiendario puede saber por si mismo.

La Esfinge de Edipo Rey, enigmática guardiana del secreto de los reyes de Tebas.

Lo más probable es que esta necesidad de secreto jurado que algunas personas siguen exigiendo hoy en día, se debe al hecho de que en realidad tienen poco que ofrecer a sus estudiantes.

Desde que Aleister Crowley e Israel Regardie publicaron parte de los secretos de la Orden Hermética de la Aurora Dorada, una gran cantidad de rituales y ceremonias se volvieron de dominio público, lo que dio pie a diversas circunstancias, desde quienes los utilizaron para el beneficio espiritual propio y de su círculo cercano, hasta quienes erigieron grupos y órdenes en las que cobran o cobraban ciertas cuotas (normalmente onerosas) para darles a cuentagotas algo que ya estaba publicado de antemano. Así surge la pregunta: ¿Y cuándo los estudiantes ya terminaron de leer aquellos textos dados a conocer por Regardie, en un formato de lecciones semanales o mensuales, qué sigue? Creo que la respuesta es: Nada.

¿Qué hay más allá de todo aquello que es posible obtener gratuitamente en internet, en formato pdf, y que pueda ofrecer alguien? Hay dos cosas: 1) Linaje y 2) Enseñanzas Secretas.

Se ha publicado mucho y se han revelado algunas cosas, pero no todo está publicado y falta mucho por revelar.

¿Por qué no se revela todo? ¿Por qué el secreto? Bueno, pues porque como es bien sabido, un ritual está directamente conectado con algún Egregor o Egregora, y mientras más se exponga, más se expone el egregor a influencias que pueden resultar perjudiciales para ésta, lo que degrada su pureza y por lo tanto su efectividad en el momento de coadyuvar con su energía en la materialización de los efectos mágicos de cualquier ritual.

Así pues, las verdaderas órdenes iniciáticas siempre conservan su corpus principal en el más absoluto secreto, lo cual nos lleva al asunto del linaje.

Gracias a la pureza con la que conservan sus egregores, su energía es pasada delicadamente entre iniciador e iniciado, auxiliándoles notablemente en su despertar y desarrollo espiritual.

Es menester aclarar que no es estrictamente indispensable pertenecer a una orden con linaje ni ejecutar rituales secretos para llevar a buen término el desarrollo espiritual; sin embargo, éste método puede resultar sumamente lento, complicado y lleno de limitaciones. Desde el punto de vista del esfuerzo individual, el estudiante tiende a encontrarse con que en ciertas fases del desarrollo es necesario el apoyo de otros estudiantes para superar ciertas limitaciones individuales, y desde el punto de vista colectivo, puede pasar que con el tiempo lleguen a perder el rumbo para terminar como un grupo o logia dedicada al dialogo y al debate, lo cual en sí es bueno, aunque no es esa su finalidad original.

Harpócrates, Dios del Silencio.

Es por lo anterior que desde hace miles de años los estudiantes de las ciencias arcanas se han reunido y organizado en cofradías en las que comparten sus conocimientos y experiencias, y buscan cooperativamente su desarrollo espiritual.

Un buen ejemplo de esto es la Orden Rosacruz de Alpha et Omega. Desde la reforma general de la orden en 1999 incorpora en su grado inicial, el de Neofito (0=0), todos aquellos conocimientos y rituales que hace años se impartían gradualmente a lo largo de los primeros seis grados, desde Neófito hasta Adeptus Minor (5=6), y a partir del siguiente grado, Zelator o Juniorus (1=10), provee de una amplia gama de conocimientos y claves de carácter secreto que, hasta donde tenemos conocimiento, ninguna otra orden similar transmite. Esto permite conservar en secreto los rituales de la orden, manteniendo la pureza e integridad del egregor, lo que a su vez facilita la transmisión eficaz del linaje.

En conclusión, una buena parte de la efectividad mágica de los rituales y ceremonias radica en el secreto con que se conserven, de ahí la necesidad que existe de revelarlos únicamente a las personas que se han ganado la confianza necesaria, los estudiantes serios de quienes se tiene la certeza de que no los revelarán ni usaran para propósitos diferentes de aquellos para los que fueron creados. Como decía un antiguo maestro mío, "el Poder es de los Silenciosos".


V.H. Frater S.E.M.

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